sábado, 10 de noviembre de 2007

Invitado: César Hildebrandt

"Para no hablar de Gustavo Faverón, el joven prodigio de la crítica literaria, un hombre talentoso, sin duda, pero capaz de escribirle a un adversario intelectual el siguiente correo electrónico, fechado en febrero del 2006:

“¿Por qué tienes esa peculiar fijación con mi vida sexual, Payasito?
¿Todavía te queda el trauma de tu tirada callejera con un flete en la televisión?

¿Es ese rochecito el que te ha vuelto loco?...

Anda, pues, diviértete: si te levantas a algún otro muchachito que sea a puertas cerradas…”

Lo asombroso es que Faverón envió esas líneas indignas desde su cuenta de correos del Bowdoin College, la afamada institución universitaria de Maine donde prestaba servicios al momento de redactarlas.

Y lo increíble es que el adversario no había hablado para nada de la “vida sexual” sino de la “vida social” del señor Faverón. Todo indica que una intervención del inconsciente lo hizo enfurecer hasta mostrar la chaira lumpen que brilló más que su ingenio.

¿Estos son los embajadores de la cultura peruana? A veces pienso que Sendero derrotó al Perú y que impuso, al final, en general, en la tele y en la cultura, en el periodismo y en el empresariado, en la crítica teatral y literaria –con las excepciones escuálidas del caso– los métodos brutales del sálvese-quien-pueda.

Cuando Romualdo y Vargas Llosa se peleaban, salían chispas y el ambiente se electrizaba.

Hoy, a la cultura peruana parece que le hubieran cortado la luz."

César Hildebrandt (10.11.07)
http://www.laprimeraperu.com/noticia.php?IDnoticia=6952